La sombra de la ovejita - Cuento Corto


Mendoza, A.A. Veces visto
Literatura Creativa:
Palabras Clave:
Ovejas con antorchas en la carretera

Hace algunos ayeres, lejos del ruido urbano de Tijuana, una feroz bestia acechaba caudalosamente a una pequeña ovejita cuyos ojos redondos y luminosos y su tierna sonrisa revelaban la inocencia propia de su corta edad.

En aquellas colonias, donde el silencio dominaba a lo largo de la carretera, parecía reinar una paz inquebrantable. Sin embargo, la feroz criatura rehusaba la oscuridad de la noche —no, no, no—, pues, a pesar de su salvajismo, ideaba acercarse a las ovejitas durante el día, sabiendo que en horas de luz ellas quedaban desprotegidas.

Con una calma y paciencia sin medida, la bestia aguardó el instante perfecto para aproximarse a la ovejita. Una vez que estuvo cerca, ganó su confianza, y, en un gesto tan extraño como inquietante, le pellizcó los cachetes. Día tras día, la acechaba y acariciaba con delicadeza sus diminutas orejas; pero sus caricias y pellizcos se volvían excesivos, y la pequeña, perdida en la confusión, intuía en lo más profundo de su ser que algo no andaba bien.

La astucia de la bestia se había consumado: ya que la ovejita silencio hacia.

Un día la bestia siguió a la ovejita hasta su casa...
la bestia entro y solo con ella quedó,
la bestia chimuela era y comérsela no pudiera,
así que solo mordió todo el cuerpecito de la oveja hasta que lloró,
el miedo sin hablar la dejó.


Esta situación se prolongó durante semanas, incluso meses, hasta que la ovejita, armada de valor, hablo con sus papis diciéndole de las caricias excesivas y de los abusos que la bestia hacía con ella cuando estaba sola.

Finalmente, la noche llegó. En aquella colonia sobre la carretera, el silencio se rompió ante el fuego de antorchas y el clamor del coraje de la gente. La feroz bestia fue enfrentada y, castigada en las llamas del fuego que arrasó con todo su pelaje, fue expulsada de aquel lugar para siempre.

Moraleja

El valor para hablar y buscar ayuda puede romper incluso el más profundo silencio de miedo. Ninguna bestia, por astuta que sea, puede mantenerse invencible frente a la verdad y la unión de quienes buscan justicia. Siempre hay una salida cuando se tiene el coraje de confiar en quienes nos cuidan y nos aman.

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